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Animación Japonesa y el Colapso (I) Hayao Miyazaki y Studios Ghibli

Publicado el 01/12/2019.


Imágenes de carátulas y logotipo, propiedad de © Studio Ghibli, Japón.

Si de algo habla y mucho la historia de la animación y el cine japonés es del colapso.

Tal vez por haberlo vivido una y otra vez. Guerras con bombas atómicas incluidas, hambrunas, tsunamis, terremotos, incendios, han acabado una y otra vez con distintas sociedades japonesas a lo largo de la historia reciente.

Estoy seguro de que esto lleva forjando sus historias y miedos, y sobre todo sus corazones. Vamos a empezar este posible ciclo sobre cine y animación japonesa colapsista con uno de sus iconos, Hayao Miyazaki y los estudios Ghibli.

Aunque la mayoría recuerde a este director y en general a la animación como algo para niños, o algo de los 90 con mucha violencia gráfica, concretamente de Miyazaki muchos recordarán las películas de animación Mi vecino Totoro o El viaje de Chihiro. Miyazaki es de hecho un icono en el cine colapsista, y sus obras inspiraron prácticamente todos los videojuegos, cómics, cyberpunk, steampunk, y películas apocalípticas de los 80 y 90 japonesas.

Si bien en Japón, ya desde después de la II Guerra Mundial, hace un cine muy triste y social, marcado por la decadencia de la posguerra, y se empieza a hablar de monstruos radioactivos y catástrofes debidas a la contaminación con películas como Godzilla, o el inicio de los robots gigantes y ”Mechas” controlados por humanos contra monstruos radiactivos varios (Kaijus) y también en series y películas de animación como Mazinger Z, yo considero que es Miyazaki quien inaugura el género de animación colapsista, y es una clara influencia de todo lo que vino en los 80 y 90.

Para empezar con esta revisión filmográfica tenemos la serie “Conan el niño del futuro” (1979). En esta obra participan Miyazaki y su compañero de aventuras posteriormente en estudios ghibli Isao Takahata. Básicamente el planeta es completamente destruido por las guerras, el nivel del agua sube tanto que deja prácticamente toda la tierra bajo el mar. Una nave escapa a la catástrofe y luego cae de nuevo en la tierra, dejando solamente a un niño y su abuelo sobreviven en una pequeña isla donde sobreviven. Solo con esto tenemos ya suficiente para considerarlo una buena serie de colapso pero hay más. Al tiempo llegan otros humanos a la isla que pertenecen a un nuevo orden social llamado “Industria” y que está fagocitando a todos los supervivientes. Industria tiene como objetivo después del colapso volver a poseer tecnología para luego usarla contra los demás en forma de armas, me recuerda mucho a la posterior “Waterworld” que estoy seguro bebe de esta cinta: las ciudades sumergidas y el hombre buceando son idénticas, e “Industria” se parece mucho al petrolero de Waterworld.

De segundo plato tenemos “Nausicaa, Valle del Viento” (1981), película que salió en 1981 y se considera el principio oficial de estudios ghibli sin ser oficialmente una película de los estudios. Los derechos ya son del estudio Ghibli y la idea original, dirección, etc., corre a cargo de Miyazaki. Llegó a España totalmente mancillada en los 80, cambiando totalmente el sentido de la película y no fue hasta 2001 que se pudo ver como se hizo en 1981. Esta película trata de un mundo completamente contaminado e inhabitable, destruido por armas mortíferas que han dejado todas las tierras yermas. Solo algunos rincones del planeta no están envenenados por las armas químicas usadas por los humanos en el pasado. Una pacífica sociedad vive al día, en su pequeño espacio de forma equilibrada con aire fresco que viene del viento del mar, cuando unos aviones llegan a esta tierra, contaminados, destruyendo los árboles con sus hongos y además trayendo consigo a representantes de varios reinos que han sobrevivido también al colapso. Muy parecido a Conan, estos reinos intentan poseer y controlar la tecnología pre colapso para seguir haciendo la guerra. Mientras tanto la naturaleza se abre paso en un mundo contaminado, creando toda una fauna de insectos gigantes y plantas que sobreviven en las zonas muertas. Recomiendo ver esta película pues al final todo tiene un giro muy interesante en donde la naturaleza intenta... SPOILER, SPOILER...

En el número tres tenemos “Laputa, castillo en el cielo” (1986). Sin ser una película especialmente colapsista, sí que habla de un mundo neofeudal, donde conviven tecnología y armas medievales. Donde hay clases sociales muy concretas, ricos, pobres, gente que trabaja en las minas y príncipes. Habla de una isla flotante, de una civilización perdida -una especie de atlantis- que a su manera también colapsó, y lo que queda de ella es una isla flotante que alcanzó su equilibrio con la naturaleza. Árboles, plantas y animales viven en armonía con robots. Todo esto hasta que la codicia de los amos del mundo por expoliar este santuario hace que acaben destruyendo todo lo que llevaba miles de años en paz.

Número 4, “La tumba de las luciérnagas” (1988). Si hay una película de animación que explique el colapso de una sociedad con toda su crudeza esta es “La tumba de las luciérnagas”. Básicamente nos cuenta el colapso civilizatorio de Japón después de la segunda guerra mundial. Y se cuenta a través de los ojos de 2 niños que quedan huérfanos tras un bombardeo. Cómo sus vidas se van apagando, el hambre, la falta de infraestructuras, la insostenible producción de comida, la supervivencia y la muerte. Mucha muerte y mucha hambre, una película que solo podrás ver una vez en tu vida.

Pasamos a la quinta, “Porco Rosso” (1992). Esta película retrata la decadencia previa a la segunda guerra mundial, cómo la gente va eligiendo bandos y cómo algunos se niegan a elegirlos. Veremos americanos e italianos fieles a sus patrias, y apátridas como el protagonista, que prefieren vivir en una isla solitaria antes que en estas sociedades que se están pudriendo y polarizando mientras se preparan para la guerra.

La número 6 es “Pompoko” (1994). Esta película podría parecer algo inocuo, una historia para niños, y sin embargo toca muchísimos temas. Todo empieza porque una población de mapaches ve en peligro su bosque ante la creciente ciudad de Tokio que va a fagocitar todo su hábitat para construir casas. Estos mapaches se reúnen y deciden que hay que luchar contra el progreso y la destrucción del medio ambiente y para ello forman milicias que irán boicoteando el progreso de las obras.

La 7, cómo no, es “La princesa Mononoke” (1997), otra gran película que nos habla de la maldad -o no- de los humanos y cómo acaban con el planeta. Está situada en el Japón feudal, donde unos animales empiezan a enfermar con una especie de peste provocada por el odio del ser humano a la naturaleza. Los jabalíes empiezan a atacar a los humanos en una guerra sin cuartel. El protagonista vive en una sociedad aislada, una especie de ecoaldea en equilibrio con la naturaleza, pero es forzado a ir a las grandes ciudades que viven completamente al margen de la misma. Estos humanos de las ciudades están todo el dia en guerra entre ellos y contra la naturaleza. Por otro lado hay una ciudad que es una sociedad matriarcal donde sobreviven sobre todo mujeres y leprosos -que eran en esa época maltratados y abandonados por la sociedad- en una fábrica de armas, y que para mantener sus hornos encendidos deben deforestar el bosque. Luchas entre humanos, monos que reforestan, lobos y niñas lobo que no sabes ya contra quién luchan, ni quien es el bueno o el malo de la historia que acaba con la derrota de la naturaleza por el hombre.

La 8 es “El viaje de Chihiro”. Una película que como todas las de Miyazaki y Ghibli cuentan más de lo que parece. Podría ser una película de fantasía y tradición japonesa si no fuera porque la misma empieza en un parque de atracciones de los 90. A finales de los 90 Japón colapsó, todo se fue al garete y empezaron una crisis que les dura aún. Pues la historia empieza en uno de esos resorts que se hicieron para entretener a esa rica sociedad de Japón de los 80 y 90 y que actualmente es un lugar abandonado. Y empieza la fantasía, porque además de ser un resort abandonado, es también un espacio de baños para los dioses. ¿Y porque iban a necesitar baños los dioses? Pues sencillo, para limpiarse de nosotros, los humanos. Destaca el dios del río, irreconocible al principio y que es totalmente purificado por la protagonista. Conceptos como que si aceptas trabajar y ser un esclavo, se te perdonará la vida. O el inquietante personaje que potencia los deseos y codicia de los seres que habitan ahí, que bien podría ser el capitalismo, aunque por otro lado puede ser cualquier cosa - la gula de los padres -, en fin, muchos mensajes interesantes si se lee entre líneas.

“El castillo ambulante” es la número 9. Otra película que puede verse de diferentes formas, pues va de magos y hechizos, de adultos y de quien no quiere hacerse mayor, hay humanos y magos que quieren usar la magia para hacer la guerra, batallas entre reinos y -como pasaba en Porco Rosso- personajes que no quieren ser peones de los conflictos de otros. Un mensaje de muy radiante actualidad, introducido y repetido por Miyazaki desde sus primeras películas.

La 10, “La colina de las amapolas”, un japón en 1963 que intenta levantar cabeza 15 años después de la guerra mundial. Sin ser específicamente colapsista ni tener temas concretos muestra muy bien esa sociedad reconstruyéndose, ese intento de orgullo nacional resurgido de las cenizas de una guerra. 

Y para acabar la última, y tachada de antijaponesa y antimilitarista, “El viento se levanta” (2013). Cuenta la historia de un ingeniero que vive entre guerras y que siempre había soñado con hacer un gran avión. Ese gran avión al final resulta ser el caza por excelencia japonés, el Zero, que fue usado contra los americanos en la Segunda Guerra Mundial. Su forma de mostrar la guerra, los sonidos, la evolución de los personajes mientras Japón colapsa, es una maravilla que llevó al estudio a casi la ruina, pues no es una película con mascotas vendibles al estilo Disney o Totoro.

Resumiendo, en la obra de Miyazaki y Takahata, y de los estudios Ghibli, hay un marcado tono matriarcal en las heroínas, un mensaje antibelicista, y de que el colapso una y otra vez es inevitable porque el corazón de los humanos es oscuro. Pero por otro lado no hay buenos ni malos, solo personas que por circunstancias tienen que estar en un bando o en otro, que tienen que hacer cosas para sobrevivir, pero en los que sus maldades y bondades se entremezclan. Ya tardáis en ver estas películas y todas las del estudio Ghibli.

En otro capítulo comentaré las películas de los 80 y 90 de animación colapsistas japonesas.

01/12/2019
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