TEXTOS

ECONOMIA = MUERTE

Publicado el 24/03/2020.


 

A veces se nos olvida que para que la economía funcione, hace falta destruir el planeta, contaminarlo, triturarlo, fundirlo y empaquetarlo, para después enviárnoslo en una caja con un iPhone dentro.

No sé si hay otra forma de industria y economía posible que no implique la destrucción de la corteza terrestre, la única que alberga vida del universo conocido, pero mucho me temo que siempre será así. Así lo fue desde las primeras civilizaciones que empezaron a fundir cosas y cortar árboles.

El problema es que, últimamente, ya rebasamos los límites que permiten la vida: lo que producimos ya no altera un poco o bastante algún ecosistema, ahora ya estamos consumiendo los recursos en cantidades que hacen que se acaben rápidamente, en cuestión de una vida humana habremos acabado con casi todo lo que podemos minar, triturar o matar de la corteza que nos da la vida en la tierra.

Y lo que es peor, en el camino nos habremos cargado toda la vida que había en el planeta y habremos alterado el clima de tal manera que pocos seres vivos sobrevivirán, y nosotros no estaremos entre ellos. Tarde o temprano, si queremos sobrevivir, habrá que entender el concepto de vida digna sin tener que triturar la única capa de vida del único planeta que sabemos, por ahora, que existe con la capacidad de mantenernos vivos.

Voy a poner unos ejemplos de cosas que han pasado durante la cuarentena, mientras los humanos hemos estado quietos en casa.

Antes de empezar voy a hablar de Chernobyl, que es un ejemplo de lo que pasa si paramos “voluntariamente” de contaminar y “hacer cosas”, aunque de hecho es al revés: lo destruimos tanto con radioactividad, que la vida -menos la humana- ha tenido que evolucionar para sobrevivir a la radiación. 

Imagen de Steve Felberg en Pixabay.

Recomiendo este documental sobre los Lobos de Chernobyl:

Documental de ANIMALES | Lobos Radiactivos de chernobyl. Documentales Vida Animal y Natural, vía YouTube. https://youtu.be/08oC4vgTqC4.

Ahora allí, la vida es más frondosa y abundante que nunca, simplemente porque no hay humanos cazando o talando bosques: lobos, garzas, cigüeñas, osos, ciervos… viven salvajes y el entorno de la zona acotada está totalmente recuperado, la naturaleza ha reclamado lo que es suyo.

Veamos qué pasó esos días de cuarentena y cómo el planeta intenta recuperarse, si NO HACEMOS NADA, como decía en mi artículo No hagas nada, o deja de hacer cosas.

Imagen de Vektor Kunst iXimus en Pixabay.

 

Las emisiones de CO2, NOx y otros gases nocivos ... si, esos que los científicos dicen que hay que reducir para salvar el planeta, desaparecieron temporalmente en todos los territorios afectados por el coronavirus.

Simplemente, a menos economía, más millones de euros perdidos, más bolsa cayendo, … pero más posibilidades de supervivencia de la raza humana y el resto de seres vivos.

Las fábricas dejaron de producir y de consumir combustibles fósiles, lo que hizo que se desplomasen los mercados, con lo que las minas dejaron de destruir la corteza terrestre para sacar productos tóxicos que destruyen ríos y mares, las fábricas dejaron de fundir, y moldear cosas y las tiendas dejaron de empacar estas cosas para ser vendidas. Los barcos, aviones y camiones dejaron de moverse y los resultados son inmediatos: la vida recupera lo que es suyo.

En Barcelona y Madrid, las emisiones cayeron más de un 50%, así de crudo y sencillo, la mitad de CO2 y NOx si la ciudadanía no se mueve en coche ni camiones. Y esto pasó inmediatamente, en los primeros 4 días de cuarentena.

En esta animación de la agencia espacial europea se ve perfectamente cómo las emisiones cayeron en Europa, porque los humanos dejamos de hacer cosas:

Nuevos datos del satélite Copernicus Sentinel-5P revelan la disminución de la contaminación del aire, específicamente las emisiones de dióxido de nitrógeno sobre Italia. Esta reducción es particularmente visible en el norte de Italia, que coincide con su bloqueo nacional para evitar la propagación del coronavirus. https://youtu.be/ARpxtAKsORw.

Cuando escribí lo que hay que hacer para reducir las emisiones de CO2 a 0 para 2025, como pedía Extinction Rebellion, era crítico, no porque no tengan razón los de ER o los científicos que piden estas reducciones, sino porque nadie iba a permitir que eso pasara.

Hacerlo, significa tener más oportunidades de salvar la vida, que se ve harto complicado por las emisiones de gases y los modelos matemáticos que llegan, una y otra vez, a la conclusión de temperaturas que harían imposible la vida humana para 2100, pasando por unas décadas de veranos desérticos y malas cosechas, hasta la extinción.

Así de sencillo, decía en ese artículo que simplemente habría que parar la economía mundial: dejar de movernos, dejar de fabricar y dejar de consumir. También decía que nadie lo iba a permitir, que simplemente consumiremos hasta el infinito.

Con lo que no contaba era que, poco después, con la epidemia del coronavirus, estas teorías se podrían ver empíricamente. De repente, la humanidad se tuvo que enfrentar a lo que tendríamos que enfrentarnos en las próximas 2 o 3 décadas, pero de golpe: ELEGIR ENTRE LA VIDA O LA MUERTE.


 

LIBERADOS TRAS MÁS DE 50 DÍAS DE CUARENTENA. Os mostramos cómo hemos vivido nuestra liberación tras pasar casi dos meses bajo medidas de cuarentena estrictas en Hubei, la provincia con más casos de coronavirus (COVID-19


 

Y por eso en el primer mundo, con el coronavirus, aplicando las medidas que serían las que habría que aplicar para salvar la tierra en las próximas 2 décadas, las emisiones se redujeron. Supongo que no es lo mismo estar en la olla calentándose durante décadas como aquella rana, poco a poco, hasta quedarnos fritos, que meter la mano cuando el agua ya está hirviendo, como ha pasado con el coronavirus. Ver: Pasar a 0 emisiones de CO2 neto en 5 años o… un poco más (II). ¿CÓMO?

No obstante, la otra opción es la que cuento en mi otro relato Y llegó la hora, donde, después de toda la catástrofe, recogemos y nos vamos a la playa a pasar el día en el coche, y no cambiamos nada… por desgracia. Es lo que pide LA ECONOMÍA, lo que piden LAS BOLSAS: ¡Traed madera, más madera!, como dirían los hermanos Marx.

En China, cuando salieron de la cuarentena y después de 50 días encerrados, me demostraron que nada iba a cambiar, el youtuber Jabiertzo ya nos contó que la gente estaba encantada con volver a comprar, consumir, abrir tiendas, y moverse en coche como si no hubiera pasado nada. Me temo que es exactamente lo que pasó en todo el mundo un par de meses después. Y así estaremos hasta el próximo evento. Y sin embargo, poco después de abrir alegremente China todo, tuvo que cerrar, porque el coronavirus estaba ahí, esperando a rebrotar.

Los humanos nos quedamos en casa sin consumir, y eso hizo que las zonas turísticas dejasen de estar contaminadas, el caso más aparente fue Venecia, donde los canales vacíos de vertidos de las alcantarillas de los hoteles, temporalmente dejaron de ser marrones, ¡se volvieron transparentes y se pudo ver a los peces y el fondo! Dijo el alcalde de la ciudad que perdieron 1.000 millones de euros, es decir, que la riqueza era veneno para la vida.


Por otro lado, en los puertos y muelles de todos los países afectados, los barcos no se movieron, ni tiraron aceites, ni desagües. Cualquier persona que haya ido a un puerto alguna vez, seguro que recuerda esas aguas fétidas y opacas, que son comunes donde los humanos tenemos nuestras bases marítimas. En Cagliari, Italia, aparecieron delfines en las costas, y con la claridad del agua, se les ve perfectamente disfrutando de esa temporalmente agua más limpia, felices y jugando con los humanos que aún quedan por las calles.
Italy Cagliari port dolphin comes out Video shot today the guys of Luna Rossa. Ferries no longer. Angel media vía YouTube. https://youtu.be/cm7Py-PsXV4.
Y la conclusión no es que no deba haber humanos y así la vida sigue. Podemos ser felices compartiendo nuestro espacio vital con el resto de especies del planeta, pero el problema es la avaricia humana: el fabricar cosas que no necesitamos y contaminar como si no hubiera un mañana, solo para que algunos se hagan infinitamente ricos.
Si consumiéramos lo justo y buscáramos la felicidad más allá de la posesión de objetos, podríamos convivir sin destruir la vida del planeta, y tampoco a nosotros mismos.
Porque la economía no entiende de supervivencia de la vida, porque parece ser que el sistema genera riqueza destruyendo la vida, parece pues, que la economía es muerte.
Y es muerte por una sencilla razón, solo entiende de fabricar y fabricar y usar recursos como si el planeta fuese ilimitado, como si tuviéramos oro, estaño, cobre, tungsteno para siempre, y como si diese igual destruir mares, montañas y ríos, si con ello conseguimos poder fabricar más cosas y hacer buen negocio. Cuando lo que nos da de beber y comer no son los teléfonos móviles, sino esa pequeña capa de la tierra que estamos destruyendo y que es la única que existe. Que sepamos, en todo el universo, la capa que cubre la tierra donde están los materiales… y la vida, es la única.
Parece ser que el coronavirus podría haber sido generado por la deforestación de las selvas donde habitaban unos murciélagos que eran portadores de la enfermedad, y que nunca habría pasado a los humanos, si no hubiéramos destruido su hábitat.
La única opción es aprender a no hacer nada, a vivir con lo que ya tenemos, y vivir la vida de una forma absoluta y totalmente diferente a la de ahora. Eso, o nuestros hijos quizá no tengan un planeta y una corteza terrestre habitable.
Porque la pregunta que hay que hacerse es si realmente queremos que nuestros hijos no mueran, junto con el planeta, en 50 años. Viendo lo que pasó en China, que fue el primer país en salir de la crisis del coronavirus, y lo que hizo el resto, es como si no hubiera pasado nada.
La respuesta para muchos es, simplemente: NOS DA IGUAL.
No sé cómo lo haremos, ni deseo vivir afinado en casa, ni que nuestra vida se reduzca a solamente una dura vida en el campo exclusivamente para sobrevivir. Además, tengo “la suerte” de vivir en el primer mundo una vida más que digna, gracias a esta destrucción “externalizada” de nuestro entorno, y de la explotación de otras personas en lugares lejanos.
Sé qué es lo que hay que hacer, y sé que hablar de esto genera rechazo, pero hay que dejar de consumir y de crecer.
Los ciudadanos del primer mundo deberemos adaptarnos una nueva forma de existencia, en la que, probablemente, no dispondremos de tecnología con avanzados chips, ni de internet, pero sí de tiempo para leer, escribir, jugar y compartir.
Este artículo no es un manual sobre cómo cambiar la sociedad radicalmente, es solo para hacer ver que hacer cosas -y seguir haciendo lo que hacemos-, acaba con la vida y acabará con nosotros. Es la opción de no cambiar: “coger a los niños e irnos al chiringuito de la playa, hasta que todo reviente”, incluidos nosotros.
Ahora, dejo en manos de los lectores las propuestas para el día después: Cómo podemos convertir la actual sociedad en algo que no sea perjudicial para el medio, sin que sea un caos o algo imposible. Ideas donde la economía no tenga que destruir vida para generar millones de euros, como decía el alcalde de Venecia. Yo empecé con una pequeña guía de ideas en FASE ZERO. 1.0
Podéis enviar vuestras propuestas a [email protected].

 

24/03/2020
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